
Astrónomos de EE.UU. han realizado simulaciones numéricas que exploran lo que
sucedería con los planetas exteriores después de que el Sol consuma los
planetas interiores.
Astrónomos y físicos han estado tratando de
descifrar el destino final del Sistema Solar durante cientos de años. Un día,
nuestro Sol morirá, expulsando una gran proporción de su masa antes de que su
núcleo se encoja y se convierta en una enana blanca, y gradualmente goteará
calor hasta que billones de años después no sea más que un trozo de roca fría,
oscura y muerta.
"Comprender la estabilidad dinámica a largo plazo del Sistema Solar constituye una de las búsquedas más antiguas de la astrofísica, que se remonta al propio Newton, quien especuló que las interacciones mutuas entre planetas eventualmente conducirían a un sistema inestable", escribieron los autores del estudio, publicado en The Astronomical Journal.
Además, no es solo la dinámica de los objetos inmutables lo que debe tenerse en cuenta, según los astrónomos. El Sol evolucionará dramáticamente a medida que envejece fuera de la secuencia principal, aumentando hasta un tamaño que envuelva las órbitas de Mercurio, Venus y la Tierra y perdiendo casi la mitad de su masa durante los próximos 7.000 millones de años.
Los planetas exteriores sobrevivirán a esta evolución, pero no escaparán 'ilesos': dado que la atracción gravitacional de la masa del Sol es lo que gobierna las órbitas de los planetas, la pérdida de peso de nuestro Sol hará que los planetas exteriores se alejen aún más, debilitando su conección con nuestro Sistema Solar.
¿Qué pasa después?
Los astrónomos Jon Zink de la Universidad
de California, Konstantin Batygin de Caltech y Fred Adams de la Universidad de
Míchigan interpretan en su nuevo artículo un escenario utilizando una serie de
simulaciones numéricas.
Dichas simulaciones exploran lo que
sucedería con nuestros planetas exteriores después de que el Sol consuma los
planetas interiores, pierda la mitad de su masa y comience su nueva vida como
una enana blanca. El equipo muestra cómo los planetas gigantes migrarán hacia
afuera en respuesta a la pérdida de masa del Sol, formando una configuración
estable en la que Júpiter orbitará cinco veces por cada dos órbitas de
Saturno.
Demuestran que dentro de unos 30.000 millones de años, los sobrevuelos estelares habrán perturbado los planetas exteriores lo suficiente como para que la configuración estable se vuelva caótica, lanzando rápidamente a la mayoría de los planetas gigantes fuera del Sistema Solar.
De esta manera, dentro de 100.000 millones de años, incluso este último planeta restante también será desestabilizado por sobrevuelos estelares y expulsado del Sistema Solar. Después de su desalojo, los planetas gigantes deambularán independientemente por la galaxia, uniéndose a la población de planetas que flotan libremente sin estrellas anfitrionas.
Fuente: actualidad.rt.com
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